miércoles, 19 de mayo de 2010

Cementerio de niños

Un buscador recorría el mundo tratando de encontrar la verdad suprema. Andando por las afue­ras de un pueblo descubrió un ce­menterio, el lugar era hermoso y comenzó a recorrerlo.

Observó que las lápidas decían el nombre y números que indicaban el tiempo de vida: 4 años, 3 meses y 7 días con 12 horas; en otra se leía 8 años, 1 mes y 20 días ó 3 años y 6 meses ó 2 años, 1 mes y 14 horas con 18 minutos.

Al principio le sorprendió la mi­nuciosidad con la que marcaban el tiempo, pero luego dedujo que el lugar era un cementerio de niños, este descubrimiento lo dejó pro­fundamente conmocionado y se preguntó:
-¿Qué habrán hecho? ¿Qué habrá pasado en este pueblo para tener que construir un cementerio de ni­ños? ¿Cuál es la desgracia que aquí ocurrió?

Estaba realmente impactado, al ver­lo en ese estado una persona del lu­gar se acercó a preguntarle qué le pasaba. El buscador le contestó: -Esto es terrible, dígame qué ha pa­sado en este lugar que han tenido que enterrar tantos niños.

-Pero no... no ocurrió nada de eso, -contestó el hombre y le explicó: Cuando nacemos en este pueblo es tradición recibir una libretita como la que tengo colgada de mi cuello.
Cada vez que experimen­tamos una sensación que nos co­necta con la vida, una vivencia sentida con conciencia, un verda­dero tiempo de vida, lo anotamos en la libreta.
Cuando partimos de esta tierra nos sacan la libreta y se suman todos los momentos realmente vividos y esto es lo que ponen en la lápida. Entendemos que ése es el único tiempo en que realmente hemos estado vivos.

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Muchas mentes abiertas deberian estar cerradas por reparaciones....