sábado, 5 de mayo de 2012

Entrevista a Joost Smiers: Imagine no copyright

Joost Smiers, holandés, doctor en Ciencias Políticas, autor de “Un mundo sin copyright” y el recientemente publicado en internet “Imagine there’s no copyright and no cultural conglomerates too”, habló en el MICA sobre el agotamiento del actual sistema de derechos de autor y sus perjuicios para los creadores. Entrevistado por Recursos Culturales, afirmó que “no es aceptable que existan empresas que dominen la producción, distribución, comercialización y recepción de las expresiones culturales”.
Por Federico Borobio


RC-   ¿Cuál es el efecto del actual sistema de copyright sobre los artistas y las industrias culturales?
JS-    La realidad es que la mayoría de los artistas no ganan ningún dinero con el sistema de derechos de autor. La mayor parte del tiempo, este sistema sólo les da problemas. En realidad, el sistema del derecho de autor es una protección a la inversión que funciona bien para las grandes empresas culturales. Les da la oportunidad de estar protegidos para invertir fuertemente en éxitos de ventas, estrellas, y películas taquilleras.
Al mismo tiempo, las empresas controlan las circunstancias de la producción, distribución, recepción y comercialización de esas estrellas, libros y  películas. La consecuencia es que la diversidad realmente existente de las expresiones culturales - realizadas por varios artistas - ha sido empujada a los márgenes de los mercados culturales y se hace casi invisible para la mayoría del público. Por lo tanto, la mayoría de los artistas no pueden tener los ingresos suficientes  para ganarse la vida con su esfuerzo.

Pero también para nuestro campo común de las expresiones culturales se produce una pérdida. El alcance de lo que vamos a oír, ver y leer, se redujo a unas pocas estrellas, libros y films, en lugar de la enorme diversidad que existe en la realidad. Para nuestra comunicación cultural humana, se trata de un alto precio que  pagamos por un modelo de mercado que sirve de soporte a las empresas culturales dominantes, más que el interés común.

Otro grave problema es que no podemos modificar las películas, música, libros que se han producido. Este es un enorme déficit democrático. Como miembros de la sociedad hemos sido degradados al rol de consumidores pasivos, en lugar de ser ciudadanos activos que puedan resignificar las expresiones culturales que están disponibles y cambiarlas, como ocurrió en todas las culturas, en todas partes del mundo. El sistema del derecho de autor congela nuestras culturas. Sólo el “dueño” de una melodía tiene derecho a utilizar la obra, y modificarla.
Es bizarro que las melodías, imágenes y textos, que tienen su origen en nuestro dominio público del conocimiento y la creatividad, no puedan ser cambiadas. Es bizarro que pueda existir un “propietario” de las melodías, textos e imágenes.

RC-   ¿Por dónde pasa entonces el rumbo de las  industrias culturales?
JS-    ¿Qué queremos decir con industrias culturales? ¿El gran mercado que dominan las empresas culturales? ¿O bien, todas las empresas culturales? ¿Grandes, medianas o pequeñas? Parece evidente que su posición en el mercado cultural es completamente diferente.
Yo diría que no es aceptable que existan empresas culturales que dominan las circunstancias de la producción, distribución, comercialización y recepción de las expresiones culturales. En general, debemos estar en contra de la existencia de empresas que dominan los mercados. Y en el ámbito de la información y la cultura,  es incluso peligroso para la democracia y para nuestra comunicación como hombres libres que existan.  Tampoco hay razón para afirmar que es necesario  tenerlas.
Lo que debemos hacer, es activar y revitalizar la competencia y las políticas antimonopólicas. ¿Con qué propósito? Para recortar en muchas partes el poder de las empresas en los ámbitos de la información y la cultura que son demasiado grandes. La consecuencia será que muchas más empresas podrán existir en estos campos - sin que ninguna de ellas domine los mercados culturales. Por otra parte, el público será más libre para hacer su propia elección, sin ser empujado en direcciones determinadas por las empresas que tienen grandes presupuestos de marketing.

RC-   Muchos artistas ven el copyright como una garantía de ingresos presentes o futuros. ¿Qué les dirías?

JS -    Como dije antes, la mayoría de los artistas no obtienen un centavo con el sistema de derechos de autor. ¿Cómo pueden soñar que este sistema es beneficioso para ellos?

RC-   ¿Las licencias Creative Commons son una opción? ¿Pueden ser un paso hacia un nuevo sistema?
JS-    Creative Commons no es una opción, por varias razones.  Con este sistema se mantienen intactas las injustificables condiciones del mercado que acabo de mencionar, y se mantiene el injusto sistema de derechos de autor  actual.
 Lo que hace Creative Commons sirve para crear un nicho para las personas a las que les gusta compartir sus trabajos con los demás. Obviamente, me encanta compartir. Pero ¿nunca pensó en dar a los artistas una perspectiva de ganar dinero? Creative Commons no se preocupa por esta cuestión, y ciertamente no se trata del tan necesario cambio en las relaciones de poder en los mercados culturales.

RC-    ¿Qué pensás del fenómeno de la llamada “piratería” en internet? ¿Ha llegado para quedarse, es posible revertirlo?

JS-    Cuando dejemos de tener el sistema de derechos de autor, no habrá más piratería. La piratería está quitando algo a un propietario. En mi propuesta, la propiedad privada de las expresiones culturales no existe más. Por lo tanto, nadie puede robar una melodía: si no hay propiedad ¡no hay robo!
Al mismo tiempo, se podría decir, todo el mundo puede utilizar una melodía, libro o film de otra persona. Sin embargo, no todo el mundo tiene una posición dominante en el mercado. Por lo tanto, no está en condiciones de ganar mucho dinero, ni algún dinero, con el trabajo de otra persona.

RC-    Crisis o no, las pequeñas empresas se siguen desarrollando y muestran un fuerte dinamismo y capacidad de adaptación a las nuevas condiciones. ¿Cómo ves el rol y el futuro de estos emprendimientos?
JS-    Obviamente, muchas pequeñas empresas en el ámbito de las expresiones culturales hacen trabajos maravillosos. Admiro lo que hacen. Sin embargo, tienen todavía un trabajo muy difícil por delante. Operan en mercados que han estado dominados por unos pocos conglomerados culturales que tratan de atraer, con enormes esfuerzos de marketing, la atención - y el poder de compra - de la mayoría de los ciudadanos, y los convierten en consumidores pasivos. En estas condiciones injustas y desiguales, las pequeñas empresas deben tratar de llegar a los oídos y los ojos de los ciudadanos. Esta es una tarea casi imposible de hacer. No tenemos igualdad de condiciones de juego en los mercados culturales.

¿Cuál es tu visión sobre el estado del debate por lo vivido en las conferencias del MICA?
JS-    Fue un gran honor y un placer estar en MICA. Muchos de los debates que pude seguir fueron fuentes de inspiración para mí. Me gustó haber tenido la oportunidad de ser entrevistado en una sesión pública por María Iribarren y participar en un panel de discusión con Pablo Wegbrait y Beatriz Busaniche, presidido por Gabriel Diner. Inesperadamente, hubo también una larga entrevista conmigo y Pablo Wegbrait en Pagina 12.

En cuanto al MICA tengo una pregunta. En el nombre se puede encontrar la palabra  “industrias culturales”. Como dije antes, ¿este mercado se refiere a las empresas culturales dominantes, o sobre todo a las medianas y pequeñas empresas culturales? Estas entidades tienen intereses económicos, culturales y democráticos completamente diferente. No veo cómo pueden ser reunidas en una plataforma de negocios.


- Más allá de la crisis, los conglomerados son aún poderosos, y la legislación anti-piratería parece tender a avanzar y endurecerse. ¿Cuáles serían las razones para imaginar un mundo sin copyright?
JS-    Mas allá de las razones que ya mencioné en relación al sistema de derechos de autor. ¿Si tuvieramos que empezar de nuevo, en la actualidad, inventaríamos un mecanismo como los derechos de autor? Por supuesto que no.

Parece evidente que la actual digitalización hace cada vez más difícil mantener el sistema de derechos de autor y que éste sea obedecido. ¿Cuánta más fuerza de policía nos gustaría invertir en la defensa de estos intereses privados,  en un mercado dominado por empresas que no merecen este privilegio? ¿No es más importante la utilización de la fuerza de policía en luchar contra el tráfico de mujeres y niños, el dinero negro y la corrupción, el comercio ilegal de armas?

Sí, efectivamente, los conglomerados son todavía poderosos, y la legislación contra la piratería causa que el poder de policía penetre cada vez más en nuestra intimidad. Todo esto es cierto. Sin embargo, no es la primera vez en la historia que los desarrollos más improbables tienen lugar durante la noche. Véase, por ejemplo, la caída del Muro de Berlín.

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Muchas mentes abiertas deberian estar cerradas por reparaciones....